lunes, 21 de octubre de 2013

Anoche soñé que volvía a Manderley...

Las guillotinas vuelven a la calle...
   Bilbao. Año 5 d.c. (después de la crisis). “Anoche soñé que volvía a Manderley…” Gran frase aquella con la que la escritora francesa (y lesbiana) Daphne Du Marier decidió dar comienzo a su novela más famosa: “Rebeca”. Hitchcock no pudo mejorarla y la usó literalmente para abrir su magnífica versión fílmica (con Joan Fontaine, Lawrence Olivier y la fabulosa Judith Anderson  como Mrs Danvers, el ama de llaves). Allí abría un larguísimo flashback (toda la peli lo era). Aquí nos va a servir para hacer un ejercicio de nostalgia. “¿Pero no son todas las entradas de tu blog un ejercicio de nostalgia?”- os preguntaréis como avispados y fieles lectores que sois. Y yo ahí tendré que contestar: “sí pero no”. Como aquella conocida canción de Lolita (ya empezamos). Sí, porque siempre acabo haciendo alusión a cantantes (como ahora), dibujantes, series de televisión, actores, películas, novelas, lugares, personas o incluso colecciones de cromos, que tienen alguna relación con mi pasado. Pero al fin y al cabo todo el mundo escribe sobre sus propias experiencias, ¿no? Y qué son esas experiencias sino pasado… Además, yo, que soy muy cuco, disfrazo esas historias de presente, haciendo siempre alusión a la situación actual. ¿Por qué creéis que empiezo todas mis entradas desde hace meses con el consabido “Bilbao. Año 5 d.c. (después de la crisis)”? Pues está claro, para ser actual, para que el que empieza a leer una de mis entradas no piense, “ya está éste con sus pajaradas mentales…”, sino que deduzca muy adecuadamente: “fíjate, utiliza las realidades distópicas basadas en sus recuerdos de niñez para hacer un comentario crítico, ácido, quasi británico, sobre la realidad de este país de pandereta en el que vivimos…” Pues sí, ahí estamos, habéis dado en el clavo y por eso me seguís leyendo. Porque sois inteligentes, os gusta la sutileza y la fantasía crítica con la realidad actual…Es decir, os gusta la “distopía social”, ese nuevo género literario en el que pretendo hacerme experto. 


Ejemplo de realidad distópica
Nacho Duato
Así que hoy no voy a hablaros de los personajes de Alejandro Dumas, Emilio Salgari, Herman Melville, HG Wells o Julio Verne. Tampoco voy a compararlos con los políticos, banqueros, opresores y dictadores actuales. Ya todos sabemos quiénes son, lo que hacen, dónde están y dónde deberían estar… (¿He oído “cárcel”, “destierro”, “exilio”, “cámara de tortura”, “guillotina”…?) Hoy os voy a contar lo que me pasó hace un par de días, en una tarde de este extrañamente ultracálido otoño que estamos teniendo (¿será el fin del mundo, el Apocalipsis, Armageddom?). Me acerqué a mi querido Guggenheim para asistir a un espectáculo de danza de la CND (nada que ver con USB, MP3, DVD, ADSL, PC, TDT, URL, RAM, HTML…). Allí reunidos en el atrio del museo y rodeados por este grandilocuente edificio-escultura, los cachorros de la Compañía Nacional de Danza (no, ya no la dirige el estupendo Nacho Duato… ¿Os he contado ya lo del día que pasé con él…?) se introdujeron entre nosotros todos vestidos de negro y bajo un imponente sonido de olas, ofrecieron sus convulsiones mientras con rictus muy serios nos iban conduciendo al teatro… Y fueron las olas las que me condujeron a la nostalgia.

©RM
Tendremos que recurrir a youtube para ambientaros. Así que seguid este link (pegándolo antes en otra pestaña, claro) y escuchar a “Foster the people”, con su hit “Pumped up kicks”.


Las olas me retrotrajeron hacia algo que me contaban hace poco. Uno de mis amigos del instituto, Javi (os podéis imaginar la cantidad de años que hace que nos conocemos y el montón de experiencias que hemos compartido) me confesaba hace unas semanas… ¡¡¡que había experimentado un viaje en el tiempo!!! Así, como lo oís… Bueno, en realidad, no exactamente. Pero casi. El caso es que viajó hacia atrás en el tiempo, hasta un día muy especial para nosotros, uno que compartimos con un grupo de compañeros de clase… ¡¡¡en 1º de BUP!!! (abajo la LOMCE) Fue un día que recordamos todos porque supuso la primera salida que hicimos juntos los que luego nos convertiríamos en la cuadrilla del instituto. O por lo menos algunos de ellos. Nos juntamos unos 10 y nos fuimos a la playa a pasar el día, con comida, baño y todo tipo de anécdotas inolvidables. En mi memoria ha quedado grabado como una especie de mini episodio de “Verano azul”, pero sin Chanquete ni Julia que le dieran el toque sensato... La horrible permanente que Amaia se acababa de hacer, las risas histéricas pero comprimidas de Marisa, el seco sentido del humor de las bromas de Calderas, el romanticismo de la melena de Izaskun (sí, yo todavía no había descubierto a los chicos y me producía gorgoritos en el estómago cada vez que la veía)… Todos nos quemamos sin remedio y a la mañana siguiente nadie se podía levantar de la cama. Volvimos el lunes al instituto rojos como cerezas pero con la sensación de que la vida estaba empezando…

Os podéis imaginar la envidia que me dio cuando mi amigo me contó que había tenido el privilegio de volver a vivir aquel día. Aunque fuera sólo en un sueño. ¡Qué suerte la suya! ¿No os apetecería a veces poder volver a vivir ciertos momentos del pasado tal y como fueron…? Escuchar las voces, respirar el aire, ver las caras, disfrutar de aquel momento tan añorado… Pues Javi lo hizo. Revivió el día entero, con los chistes, las risas, los rostros frescos de la primera adolescencia, de no haber sido marcados aún por nada… Con nuestro acné, nuestros espantosos cortes de pelo, los cuerpos aún sin formar y toda una vida por vivir. Esa alegría que sólo se puede vivir en estado puro a esa edad… Pero el sueño no se quedaba ahí. Continuó. Javi se metía al agua mientras todos nos quedábamos en la orilla, y desde su posición privilegiada (al fin y al cabo era el protagonista del sueño) pudo ver con horror que se acercaba un tsunami. Y en medio del pánico intentó avisarnos para que huyéramos, pero la ola avanzaba sin remedio y nosotros no le escuchábamos…

Vosotros sí que podéis escuchar esta otra canción, muy en la línea, de Peter Bjorn and John: “Young folks”.



Juventud, divino tesoro...
Al escuchar esta historia, no pude evitar buscar explicaciones (siempre las he buscado en los sueños).  Para mí estaba claro que Javi, desde su punto en el mar, intentaba detener el paso del tiempo, la ola, el tsunami, no era sino la vida que estaba a punto de arrastrarnos. Y vaya si lo hizo. Crecimos, nos hicimos jóvenes y de ahí pasamos a ser adultos, todo en un suspiro, en lo que dura una risa… De los 10 que estábamos allí, a alguno le hemos perdido la pista. Pero otros somos amigos de cuadri, y a los demás los vemos de vez en cuando, por casualidad, o sabemos de ellos por amigos comunes. Desgraciadamente, uno ya ha desaparecido de este ciclo vital. Se lo llevó un cáncer hace ahora un año (mientras se sigue reduciendo el presupuesto de Sanidad y se empiezan a cobrar las medicinas incluso a las víctimas de esta terrible enfermedad), aunque luchó hasta el último momento como un valiente (acababa de adoptar un niño). Es tremendo cuando los de tu propia generación empiezan a desaparecer… Al resto del grupo no le ha ido tan mal. O quizá sí, quién sabe. Casi todos han tenido hijos, una incluso tuvo los huevos (ovarios) de tenerlo por sí sola porque no encontraba la pareja que buscaba (hoy en día el gobierno no se lo permitiría, o al menos no por la Sanidad pública). Casi todos estudiamos carrera y hemos trabajado de forma más o menos constante. Una de las chicas sufrió durante años de depresión, lo que casi la inhabilitó profesionalmente. Dos más, sin embargo, llevan desde hace años su propio negocio. Y otras dos son funcionarias (también estarán notando las rebajas de sueldo). Yo ahora he vuelto a vivir de las clases de idiomas después de años entregado al medio audiovisual (en un país de enchufismo, la experiencia no sirve de nada) y acabo de empezar un curso en la UNED… Algunos hemos viajado, otros se han quedado en el pueblo por elección. Siete nos hemos emparejado, tres siguen siendo solteras. Del total, al menos dos somos gays. ¿Servirá todo esto como muestra estadística de lo que ha sido la vida de nuestra generación…? No lo sé. Lo que sí sé es que todos hemos luchado lo nuestro y ahora nos encontramos con una sociedad que casi ni reconocemos. Quizá sea el momento de luchar un poco más, de dar más guerra, aunque no nos apetezca… Pero aquel día en la playa… Ay, aquel día éramos jóvenes, inocentes y con ganas de comernos la vida… Me encantaría revivirlo, aunque fuera en un sueño. O en la máquina del tiempo… Y vosotros, si tuvierais la oportunidad, ¿qué día de vuestra propia historia revisitaríais? 

martes, 8 de octubre de 2013

Esto no hay por dónde cogerlo...


Bilbao. Año 5 d.c. (después de la crisis). ¿O debería decir año 1 d.r. (de la recuperación, PP dixit)? El problema es que eso de la recuperación tiene menos credibilidad que cualquiera de los cómics que leía yo de pequeño… Vamos, que no se lo creen ni los niños que han estado en huelga durante tres semanas en Baleares para oponerse a las pataletas de ese partido que todo lo puede, todo lo gobierna y todo lo destroza, esos mismos a cuyos padres ya han amenazado con quitarles la custodia por no llevar a sus hijos a la escuela... Realmente Aznar se lo montó muy bien, nos atrapó a todos con las malditas hipotecas sobredimensionadas para que ahora nadie se atreva ni a respirar (o casi nadie, a pesar de esa “mayoría silenciosa” que tanto les gusta mencionar). Y así, ellos, los omnipotentes, los que todo lo controlan (la moral, la banca, la empresa, la justicia, el gobierno, las zanjas todavía con muertos sin identificar…) están rediseñando este país a imagen y semejanza de la ideología del régimen. ¿Que de qué régimen hablo? ¡Hombre, pues del régimen! El suyo, el que nos dejó a la cola de Europa y ahora vuelve a hacerlo. El de la doble moral que no quiere el divorcio pero ellos qué bien se divorcian, el que no quiere el matrimonio gay pero ellos qué bien se casan, el que no quiere el aborto pero ellos cómo abortan cuando les conviene… El de un país en el que sólo puedan estudiar los hijos de los ricos, en el que sólo tengan atención sanitaria adecuada los españolitos de bien, en el que todos los cargos de poder estén ostentados por amigos y familiares (que se llevan unos sueldos tan sobredimensionados como las hipotecas antes mencionadas)… Vamos, una España, grande y libre... A su manera. Y mientras tanto, los ciudadanos de a pie aferrados a sus hipotecas, esperando, quizá soñando, que alguien inicie la revolución, que alguien haga justicia y que los Bárcenas, los Malaya, los Fabra, los Cospedal, los Mato, los Barberá, los Camps, los Rajoy, los Aznar, los Urdangarín (y tantos más, no me caben aquí) acaben en la cárcel con la pena que les corresponde, unos por corruptos, otros por nepotismo y todos, todo, por MENTIROSOS…

   

Antes mencionaba los cómics que leía de pequeño. Y es que me acabo de enterar que ha muerto uno de los artistas que más sueños nos proporcionó a los de mi generación con sus portadas de cómic: Antonio Bernal Romero. Su nombre no os sonará, pero en cuanto veáis algunas de sus cubiertas seguro que os traen recuerdos de niñez. Porque no solamente ilustró las del Capitán Trueno, el Jabato o el Corsario de Hierro, sino también muchas de aquellas novelitas ilustradas publicadas en la colección Joyas Literarias Juveniles. Que realmente hacían honor a su nombre, porque eran auténticas joyas y a muchos nos introdujeron en el mundo de la lectura y nos atraparon para siempre con aventuras clásicas como “La isla del tesoro”, “Los tres mosqueteros”, “La isla
©RM sobre la obra de Antonio Bernal Romero
 misteriosa” o “Sandokan”. Bernal Romero tenía 89 años y no he podido evitar hacerle un pequeño homenaje usando algunos de los personajes que creó para una colección de cromos adhesivos (era la moda entonces, si estabas a la última coleccionabas los adhesivos, si no, seguías con los de cartón) que aún conservo. Las maravillas de los escáneres, el photoshop y toda la tecnología digital que hemos adoptado con la naturalidad más pasmosa y que nos permiten de alguna manera realizar algunos de nuestros sueños de niñez, como el de colocar a todos esos personajes fantásticos en un paisaje a su altura…

Al contemplar estas portadas me he dado cuenta de lo mucho que necesitamos en estos momentos a un Corsario de Hierro que venga a impartir justicia a este país. O más bien a este mundo. Él, que defendía los derechos humanos y la honestidad a capa y espada, que enseguida simpatizaba con las causas perdidas, liberaba esclavos, salvaba a damiselas en apuros, derrocaba tiranos, desenmascaraba mentirosos... (¿os suena todo esto? parece una página de cualquier periódico, ¿verdad?) Qué diría el Corsario si de repente lo sacasen de una de sus viñetas para plantarle en la realidad pura y dura. O el Jabato o los tres mosqueteros, o Tom Sawyer, Huckleberry Finn o el mismísimo Capitán Nemo… Probablemente serían incapaces de entender cómo el mal se ha extendido de tal manera y se ha asentado en el poder (no sólo en este país, en casi todos) sin que casi nadie sea capaz de hacer nada para evitarlo… A Obama le crecen los enanos por querer la Sanidad universal mientras aquí, que la teníamos, se empeñan en quitárnosla… Cómo iba a consentir el Corsario que cientos de africanos muriesen en las costas de Lampedusa (ésas que tanto inspiraron a Visconti) mientras todos se lavan las manos y se echan las culpas mutuamente… Y al final para que los únicos que se puedan quedar en nuestra preciada Europa sean los muertos (claro, la repatriación de cadáveres sale muy cara a día de hoy…).

  

Recuerdo con nostalgia a Lord Benburry, el archienemigo del Corsario, un ex pirata convertido en lord gracias a los favores realizados al rey… Un malvado de los de manual, que lo mismo traficaba con esclavos que engañaba a desdichados para quedarse con sus tierras, que maltrataba a sus empleados, exprimía a los que habitaban sus tierras y vivía rodeado de lujo y desperdicio. ¿Cómo? ¿Que os suena? Sí, la verdad que es la descripción de cualquier banquero, político o macro empresario de los de hoy en día… Sólo que hoy estamos en el siglo XXI y el tal Lord Benburry vivía en el XVII. Y yo me pregunto, ¿dónde está nuestro Corsario de Hierro…?  


Lord Benburry en portada