jueves, 2 de octubre de 2014

Hablemos de cultura y cine otra vez


Bilbao, año 6 d.c. (después de la crisis). Hoy (como siempre) me he propuesto no hablar de política. Hoy quiero hablar de cultura. Sí, esa palabra tan denostada por nuestros gobernantes (ya empezamos). ¿Que por qué quiero hablar de cultura? ¿Y por qué no? La verdad es que todo viene porque el otro día fui al cine y me llevé una sorpresa. Primero, porque había colas para entrar a pesar de ser lunes (o quizá por ello, 4 euros la entrada, ¿quiere o no quiere la gente ir al cine cuando le dan precios razonables?). Me recordó mucho a los días de mi niñez en los que hacía cola con mi hermano para entrar a ver sesiones matinales dobles… ¿Qué película iba a ver? Una española. Sí, señores, han oído bien. A mí siempre me ha gustado el cine español (unas veces más que otras, como el americano, el argentino o el alemán). Pero es verdad que cada vez encuentro más interés en nuestra cinematografía. Segunda sorpresa: la sala donde ponían “La isla mínima”, de Alberto Rodríguez (estupendo cineasta andaluz, os recomiendo reviséis su filmografía, además majo tío, le entrevisté una vez hace siglos…) estaba a rebosar. Durante la proyección el ambiente se podía masticar, todos estábamos intrigados, angustiados ante lo
Gutiérrez y Arévalo
que este narrador visual nos estaba contando en medio de esas marismas andaluzas. ¡Cuánta poesía entre tanto cutrerío y sordidez! Esas imágenes aéreas del coto de Doñana, esos pájaros, esas miradas de Javier Gutiérrez (“Águila roja”) y Raúl Arévalo (“Con el culo al aire”). Por cierto, a este último le vi el otro día en el Festival de Cine de San Sebastián y es mucho más mono en persona de lo que parece en la pantalla…

Este título de reciente estreno, unido al de “El niño”, de Daniel Monzón, “8 apellidos vascos”, de Emilio Martínez Lázaro y la próxima “Torrente 5”, de Santiago Segura (con Alec Baldwin, el ex de la Basinger), han subido a tal nivel el porcentaje de público que ha ido este año a ver cine español que sólo con eso los ministros de Industria y Cultura (aunque a él le pegue mejor la in-cultura) deberían disculparse ante el país entero y en especial ante el mundo del cine español por la mala prensa y el terrible trato que le han dado a lo largo de toda esta inmunda legislatura que pasará a la historia como una de las peores de la democracia (sino la peor, espero que no lleguen después otros que les hagan parecer buenos). Quizá debería insultarles ahora que el Fiscal General ha dado permiso para hacerlo en la red (a Ada Colau no le han aceptado su denuncia contra Cristina Cifuentes por llamarla etarra basándose en la libertad de expresión), pero no voy a caer en sus artimañas para que luego me pongan una multa o me lleven a la cárcel como a otros cuyo único crimen fue tirar una tarta o protestar ante un desahucio… Al fin y al cabo bastante tengo con que Facebook me siga censurando mi blog de cine y televisión (no os lo perdáis, es estupendo y necesito subir visitas, compartirlo, haceros miembros, criticarlo, alabarlo: www.robmadrugada.esy.es).

  

¿Que la gente no va al cine? Yo más bien diría que no va cuando los precios no se ajustan a la realidad económica de este país. Sin ir más lejos hace un par de semanas tuve el placer de disfrutar gratis, en pantalla grande, con buen sonido y en versión original de “Desayuno con diamantes(tremenda Audrey Hepburn, bellísimo George Peppard) y “Cantando bajo la lluvia(qué gozada de historia, qué alegría de vivir, qué colorido… y eso que a mí no me gustan los musicales). Y de nuevo, los dos días la sala estaba a rebosar: gente mayor, gente joven, gente mediana, hipsters, marujas, empollones, gafapastas… Al final de la sesión, aplausos. ¿Que a la gente no le gusta el cine? Ja.  

"Singin' in the rain"

"Breakfast at Tiffany´s"













¿Y qué me decís de los libros? Sí, está claro que cada vez se ve a más gente en el metro leyendo sus e-books, pero eso también es lectura, ¿no? Y la verdad que no me extraña porque en este país (¿o debería decir república bananera controlada por los mismos de siempre?) el precio de los libros es tan desproporcionado que por menos de 20 euros es ya imposible comprarse una novedad (incluso en tapas blandas). Claro, están las bibliotecas. Pero cuando la gente tiene que elegir entre pagar veintitantos euros o bajárselo gratis de internet… ¿Tú, qué harías? Para mí (que para ciertas cosas soy un anticuado), nada se puede comparar al tacto del papel, el peso, el poder mirar cuántas páginas me quedan para acabar y sufrir con esa dulce agonía de la proximidad del final… Pero reconozco que aquí sólo me compro de año en año alguna edición barata de algún título pasado. Donde realmente consumo libros es en Inglaterra. Allí sí que saben proteger la cultura. Allí por 6 ó 7 libras te compras una edición reciente. Y con la cantidad de tiendas de ofertas o de segunda mano que hay, al final siempre encuentras obras increíbles por 2 ó 3 euros. A esos precios, ¿quién se puede arrepentir incluso si al final no te gusta? Y es que, ¿sabéis cuál es el IVA sobre los libros en Gran Bretaña?: 0%. Flipemos. Y los museos son de acceso gratis. Así, ¿quién no consume cultura? Comparémoslo con España, donde casi cualquier manifestación cultural se graba a un 21% de IVA… Cómo no va a caer el sector… Pero claro, luego se incluyen los beneficios del tráfico de drogas y de la prostitución para aumentar el PIB(¿había dicho ya lo de república bananera?). Así que no me extraña que en algunos teatros de Madrid hayan optado por venderte una zanahoria en lugar de una entrada, para poder cobrarte un IVA más bajo. ¿Y las prostitutas cargarán el IVA? Me pregunto cuánto será por un servicio completo. ¿Variará si sólo es una manualidad? ¿Y en cuanto al tráfico de drogas, se puede grabar igual un kilo de hachís marroquí que uno de heroína colombiana? ¿Habrá también crowdfunding para el narcotráfico? En fin, que ya no sé si seguir intentando dedicarme a la cultura o pasarme al camelleo. Porque lo de la prostitución me pilla ya un poco mayor, que si no, tal y como está el país…

Poesía visual en "La isla mínima"