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Bilbao,
año 2013. O quizá debiera decir, año 5 dc (después
de la crisis). Vivimos en un mundo de ciencia
ficción. Y no, no lo digo por la cantidad de aparatitos y gadgets de los
que nos hemos rodeado, pequeños robots que nos hacen la vida más fácil (o más difícil) ni porque ya por los
años 70 se rumorease que tanta tecnología acabaría quitando puestos de trabajo...
Y con esto no quiero decir que la culpa del 27% de parados de este país sea de la informática, la tecnología y
los robots que nos han invadido. Simplemente creo que algo habrán contribuido.
Claro que cuando dejamos de tener industria, los cultivos se reorganizaron por
imposición de la UE y nuestra única exportación pasó a ser ZARA, las armas y el sol, pues quizá alguien debiera haberse parado
a pensar en lo que se nos venía encima. Pero incluso con todo esto, cuando me
refiero a ciencia ficción no estoy realmente hablando de todo esto, sino de las
últimas declaraciones de Rajoy, ese
magnánimo presidente, valiente donde los haya, sin problema alguno en
enfrentarse al pueblo para dar explicaciones de sus “razonables” actos. Ahora
resulta que el único que ve el futuro color de rosa (por no hablar de brotes verdes) es él. Él. El que nos ha llevado a
una realidad totalmente orwelliana en la que nuestro líder indiscutible (o sea, él) se comunica con nosotros a
través de pantallas de plasma. Sí, señoras y señores, ahora resulta que vamos
viento en popa y que todo es gracias a su reforma laboral. Yo sinceramente creo
que este señor (que por cierto, se tiñe
el pelo muy mal y no sé para qué, porque no aparenta ni más joven ni más guapo
sino todo lo contrario, será por quitarse de encima esa imagen de “abuelito de
Heidi”) vive en una distopía en
la que su realidad avanza a un ritmo totalmente diferente a la del resto del
país, una de esas realidades paralelas que tanto aparecen en la ciencia ficción,
en las que todo guarda mucha similitud con lo que ocurre en esta realidad pero al
mismo tiempo es increíblemente diferente. Y en esa distopía, la sociedad
española crece en PIB, crece en
empleo y en felicidad de sus habitantes mientras la deuda baja por motivos
lógicos y creíbles y el rescate nunca ha sucedido...
Umberto Tozzi en la actualidad ¡cómo pasa el tiempo! |
Así
que dediquémonos a la ciencia ficción, las realidades paralelas y frivolidades
varias que nos alegren un poco esta auténtica realidad que todos conocemos ya
demasiado bien y que, por una vez, no voy a describir aquí. Resulta que el otro
día salía yo del supermercado (sí,
también seres como yo acudimos periódicamente a llenar la despensa por lo que
pueda pasar), cuando de pronto, en el hilo musical sonó una canción que
hacía años que no oía, que ni siquiera recordaba: era “Gloria”, de Umberto Tozzi. ¡Qué temazo!
El
caso es que al llegar a casa no pude resistirme y busqué en esa enciclopedia
musical que es youtube el link que
os acabo de dejar. No os perdáis los pasos de baile del italiano, son
irrepetibles. Eran los tiempos de “Tocata”
y “Aplauso”, de tardes púberes
escuchando los últimos hits venidos de más allá (que no del más allá). Y ya puesto a recordar, seguí mi furia de
archivista de la memoria y busqué la siguiente versión que se hizo popular de
esa misma canción, pero esta vez cantada (sin
la garra del anterior) por Laura
Branigan (también es imprescindible
echar un vistazo al decorado de bolas de cristal y al vestuario de la niña en
su vídeo).
Mando Diao. Mira que es guapo... |
Y
claro, el hilo de la memoria y la cultura musical de uno no tiene fin, así que
me enfrasqué en la búsqueda de esa otra Gloria, la que cantaban hace poco los
exquisitamente marchosos Mando Diao:
No, no es la modelo, es Jane Fonda... |
Jane en el festival de Cannes |
En
realidad no sé si me gusta tanto la canción por lo bueno que está el cantante de
este grupo sueco, por la fuerza intrínseca del temazo o por el vídeo de regusto
vintage que parece sacado de una
película de Steve McQueen de finales
de los años 60, evidentemente protagonizada por la sinpar Jane Fonda de la época de “Barbarella” o “Descalzos por el parque”.
¿O es que soy el único que encuentra a la protagonista de este vídeoclip
absolutamente idéntica a la hija de Henry? Mirad el vídeo, luego mirad las
fotos, miradlas bien, y comparar. La Gloria de la canción es una modelo sueca (que no puedo mencionar por temas de la ley de protección de datos), un auténtico bellezón que en un
bucle distópico podía ser la nieta de la auténtica Jane Fonda, que habría heredado la frescura de su abuela y los rasgos de su
bisabuelo, el magnífico Henry. El caso es que buscando su nombre en internet he
encontrado que existe otra mujer del mismo nombre que nació en 1882 y murió en
1968, exactamente la época en la que Jane Fonda lucía el look de la modela en
el vídeo de Mando Diao. ¿Os habéis perdido ya? Pues aún queda. Si lo que queríamos
era hablar de ciencia ficción y no meternos en la consabida polémica de la ley Wert, detestada por todos, pero
defendida a ultranza por un gobierno que habita su propia realidad distópica (algo así como “El planeta de los simios”
del PP), y por lo tanto más cercano a la ciencia ficción (sobre todo en sus declaraciones, si no,
repasad las famosas-legendarias declaraciones de la Cospedal sobre el finiquito en diferido)… Entonces será mejor
que echemos un vistazo a la última aparición pública de Jane Fonda en el festival de Cannes. Eso sí que es de
ciencia ficción. No tenéis más que comparar su imagen de joven y la de ahora.
Lo primero, ¿cómo puede nadie de 75 años tener ese tipazo? ¿Hay cirugía que lo
consiga? ¿No os parece más de ciencia ficción ahora que cuando se paseaba en
shorts interespaciales por las galaxias de Barbarella…? Desde luego que, si
ponemos en una balanza a Jane Fonda paseándose por la torre Iberdrola (ya sea en versión Barbarella o en versión
Cannes), a Cospedal hablando de finiquitos, a Umberto Tozzi dando pasitos de baile bajo bolas de
cristal de discoteca o a Rajoy diciendo que el país va viento en popa a toda
vela… ¿Qué os parece que se acerca más a la ciencia ficción? Quizá sea la peregrina
(nunca mejor dicho) idea de los obispos de reclamar como derecho propio
el que la religión (o sea, su religión) forme parte de todas
las asignaturas que se estudien en este país…