Bilbao, año 6 dc (después
de la crisis). Hoy me he prometido no hablar de política. Ni de elecciones
europeas. Ni de abdicaciones. Ni
del empoderamiento del pueblo. Ni de
si monarquía o república. Ni de democracia
real. Ni de si podemos o no.
Hoy, sorprendentemente, voy a hablaros de teatro.
De teatro alternativo para ser más
concreto. Y de teatro alternativo en
Bilbao. Os lo creáis o no.
ACT. Del inglés, actuar. Actuar, del español:
obrar, comportarse de una manera determinada, interpretar un papel en una obra
teatral o cinematográfica. Cultura.
¿Es la cultura política? ¿Promueve la política la cultura? Yo, ante esta
pregunta tan escabrosa, sólo puedo decir que si no fuera porque el director de
este festival de escena corta (también director del centro de formación escénica BAI de Bizkaia) es amigo mío, no
me hubiera enterado de que existía. Y eso que llevan 11 años organizándolo. Y
eso que es un festival de referencia internacional para el panorama teatral
alternativo, para las nuevas tendencias
escénicas. Y eso que es el único de su estilo que se celebra en Euskadi. Y eso que es divertido hasta
rabiar. Son muchos “y eso”…
Ferenc Fehér (Hungría) |
“Mientras yo estaba naciendo, mi padre estaba en
la ducha. Para cuando nací, mi padre ya estaba limpio”, “¿Quién no se ha dado
placer con un compañero en el gimnasio del colegio?”, “Todo, todo, estaba
inundado de sangre de pollo”, “Mientras mi abuela moría, mi padre estaba en la
ducha. Para cuando murió, mi padre ya estaba limpio”… Estas son algunas de las
declaraciones de principios lanzadas por los ACTores del festival. Pero no
queda ahí la cosa, porque todo, todo lo que ocurría una vez dentro de los teatros
(Pabellón
6, Kafe Antzokia, Guggenheim Zero Espazioa, Barakaldo Antzokia) transcurría en
tres idiomas: castellano, euskera e inglés. Ya fuera con subtítulos o
mezclándolos todos de viva voz, en una experiencia histéricamente divertida.
Para disfrutar muchas de las obras, había que perder los prejuicios
intelectuales, dejarse llevar por el mero absurdo del disfrute. Desnudos
integrales frontales que duraban mucho más de lo esperado, danzas homoeróticas
con hombres-chicos a punto de besarse en cualquier momento, mujeres con la
cabeza metida en una caja de cartón que actuaban como si nada, contorsionistas
andróginos a modo de araña sibilantes, silbadoras profesionales con aspecto
pin-up, mendigos que se pelean por un mendrugo de pan mientras bailan
desaforados, coreanos capaces de bailar y crear poesía con la boca llena de
caramelos…
H.in ballet (Corea) |
El primer día que acudí al festival, en Pabellon 6, en Zorrotzaurre (tenéis que conocerlo, me recuerda a los
espacios de Lavapiés o incluso del Londres más off), al presentar tu entrada
apuntaban tu nombre y antes de entrar iban leyendo los nombres en alto para que
levantases la mano y sonrieras. Una tablet lo grababa todo. Ya dentro, un par
de niños adolescentes vestidos de colegiales, se perseguían en un disfrute que
jugaba entre el homoerotismo y las peleas infantiles. En un momento dado, se
sentaban en sillas de colegio y en la pantalla aparecían preguntas del tipo:
“¿Quién no se ha masturbado pensando en su profesor?” Uno de los colegiales
siempre levantaba la mano. Pero es que en la pantalla de un ordenador nos
podíamos ver a nosotros mismos levantando la mano y sonriendo a la entrada…
"Ni sí ni no sino todo lo burlesco" |
Una mujer diminuta (Marisa Pons, Madrid, metro y medio y con aires de Betty Page) te despierta de la oscuridad silbando con una
precisión y una fuerza increíbles. Yo no sabía que se podían reproducir
canciones con semejante fidelidad, solo silbando. Tras juguetear entre bolsas
de papel y colocarse una en la cabeza, se pinta unos labios perfectos (en la bolsa) mientras continúa leyendo,
mirándose al espejo, dando lugar a una imagen de un surrealismo infinito… De
pronto desaparece. Suena el móvil detrás de mí y una chica se pone a hablar en
alto con la actriz desaparecida, sigue sus instrucciones y le pasa el móvil a
uno del público que a su vez debe seguir las instrucciones y acaba en el
escenario removiendo las bolsas de papel… Vuelve la actriz, lanza un avión de
papel a una chica del público que tiene que leer para todos sus instrucciones.
Finalmente la actriz acaba silbando a pleno pulmón “Como una ola” en versión Rocío
Jurado… ¡sujetando la mesa sobre su cabeza! ¿Cabe más surrealismo en una
sola escena? Se acabó llevando el premio ACT...
"Pollo campero. Comidas para llevar" |
En el Kafe Antzokia, su enrollado personal facilitaba un ambiente relajado en el que
te podías tomar una copa mientras admirabas a las catárticamente divertidas Sekvantaro con “Pollo campero. Comidas
para llevar”, las del padre que se duchaba tanto… Con semejante título os
podéis imaginar que jugaban al absurdo quizá incluso más que la anterior, con
una mezcla de inglés y español que facilitaba la risa y una actitud que quedó
clara desde el primer momento en el que, sin haber dicho ni una palabra, se
desnudan completamente y se colocan delante del público durante un rato
increíblemente largo, sin hacer nada, para que las veas, de frente y de perfil,
nada que ocultar. A partir de ahí ya te parece que las conoces y que son como
colegas. Después (una vez vestidas)
pasan a desnudarse emocionalmente con las frases intimistas que las describen… Hubo
quien no entendió tanto surrealismo, sobre todo cuando pidieron al público que
las entrevistase como si fueran divas del teatro y se dedicaron a responder
peras por manzanas, a la mejor manera de cualquier político de los que nos
gobiernan: “ah, que me preguntas por la corrupción, yo te respondo con las
cifras de la creación de empleo…”
Sandman |
La danza
llegó desde Corea, Hungría y Bélgica. La pareja de coreanos (H.in
ballet) era delicada, con un punto divertido y una música ensoñadora muy en
la línea de las últimas tendencias que mezclan danza contemporánea con humor.
Los húngaros (Ferenc Fehér), con su
imagen de homeless, dinamizaron el
escenario con su continua confrontación, aunque yo realmente esperaba que
cuando se quitaron las camisas acabaran morreándose en plan salvaje (no lo hicieron, tristemente). Y
finalmente llegó, en la gala de clausura, la/el belga Sandman. Aspecto de mujer en un principio, la palabra hombre –man-
en el nombre, y desde luego, arena (sand).
Porque este personaje era más arena que carne y huesos. Jamás había visto un
espectáculo de danza con un contorsionista
que pareciera no tener huesos sino ser músculo flexible, arena y agua fluida,
sin codos ni rodillas ni tobillos, incluso sin cuello… Era la ganadora del
festival del año pasado y no me extraña. Y digo ganadora por aplicarle un
género que me haga más fácil la descripción y porque llevaba faldas (soy así de convencional, qué dirán mis amigos
escoceses). Porque es que con todos con los que hablé tuvieron sus dudas
sobre el género del artista. Si empezaba como mujer naciendo para luego flotar (con rapidísimos cambios de vestuario en el
mismo escenario) cual Agnetha de
Abba sobre campo de margaritas y transformarse en una bestia sensual y
sexual de sinuosa melena roja, acababa despojándose de la parte de arriba del
vestido para descubrir un torso completamente plano y desarrollar una chepa,
quedarse calva y adoptar el lenguaje corporal de un anciano que baja a andar entre
el público y que provocó que me encogiese en la butaca deseando que no se me acercase…
Es verdad que al principio sus movimientos desarticulados ya me habían recordado
a los de un insecto gigante, pero la belleza acabó predominando en las imágenes
que creaba y que nos dejaron boquiabiertos… (Conchita Wurst, ahógate de envidia…)
Y entre obra y obra podías mezclarte con los actores
que acababas de ver, hablar con el jurado (la
actriz vasca Itziar Lazkano, el atractivísimo actor y programador Joan Negrié y
el
director coreano con perfecto inglés NakHyun Kang) o comentar con cualquiera
cómo te habías quedado tras la última obra. Toda una experiencia del disfrute. Cuatro
días de teatro sin fin que, para muchos de los habitantes de Bilbao, pasó
totalmente inadvertida, pero que para los que tuvimos el placer de estar allí
nos ha enganchado ya para las próximas ediciones. Y en los tiempos que
corremos, las propuestas culturales hay que apoyarlas siempre. Y si son buenas,
más aún.
El jurado de ACT |
La verdad es que es algo digno de ver.. Y como bien dices tú y también desde mi humilde opinión ... parece mentira que un espectáculo de esas características pase tan desapercibido en la escena cultural no ya de Bilbao, sino del estado.
ResponderEliminarYo fui digamos que por pasar una tarde y procuraré no perdérmelo el año que viene. Han Ganado un ACTdepto.