Bilbao, año 7 d.c. (después de la crisis). Hoy por primera vez tengo una estrella invitada como
escritor de este post: Mel B, Dj y mi marido entre otras cosas. Así que no
esperéis comentarios sobre política ni sobre Grecia ni sobre la ley del
aborto… Ahí va, primero en español y luego en inglés.
Jesus and Mary Chain |
No
se puede criticar el criterio de los promotores al seleccionar el cartel que ha
actuado en el Festival BBK Live.
Está claro que si no quedaban bonos de tres días y las entradas para la noche
del sábado estaban totalmente agotadas desde hacía tiempo, eso significa que la
política de contratar un gigante como cabeza de cartel y luego rellenar el
resto del line-up con dos o tres nombres más o menos conocidos, además de
muchos –digamos- grupos menores, garantiza un evento con éxito financiero aunque
quizá ligeramente desequilibrado. Mumford
and Sons fueron la baza elegida para la primera noche, los veteranos Jesus and Mary Chain fueron la punta de
lanza del viernes y el sábado les tocó a Muse
el papel de la banda que la mayor parte de los asistentes de este año querían
ver.
Yo
este año me limité a las noches del viernes y el sábado. James Bay llegaba muy bien recomendado pero sus melodías (tan bien orquestadas) perdieron
potencia sobre la palestra del festival. Luego vino una acelerada carrera hasta
el escenario Bilbao para conseguir un sitio en primera línea de playa y poder
disfrutar de Jesus and Mary Chain,
que tocaban su álbum de 1985 “Psychocandy”.
Dado su historial de retroalimentaciones de micros, los problemas de sonido con
su tema de apertura “Just like honey” parecieron de lo más apropiado. Enseguida
los superaron y la banda recorrió fielmente el álbum completo, con las potentes
melodías excelentemente oscurecidas en una nube cristalina de pelusa
guitarrera. El ritmo insistente del último corte del álbum, “It´s so hard”,
sonó increíblemente contemporáneo, casi como un hit dance, proporcionando uno
de los platos fuertes con un set que abarcaba cuatro singles de lujo: “April
Skies”, “Head On” “Some Candy Talking” y un brillante “Reverence”. Fue una
actuación que ciertamente cimentó el puesto de Jesus and Mary Chain en mi cielo
rockero.
Alt J |
Alt J fueron los
siguientes. Para mi desilusión, si pulsas “Alt J” en mi portátil no ocurre
nada. Pero parece que si lo haces en un Apple “salva el QSO (¿?) y crea un
nuevo documento QSO (¿¿¿???)”. Como no tengo ni idea de lo que esto
significa, me imagino que ocurre algo aleatorio en el Mac que lleva al usuario
a una inesperada esquina del “mundo virtual”. No tengo muy claro que Alt J me
llevase a ningún sitio de semejante envergadura, pero sus patrones entrelazados
de sonido sí que tienen ese elemento aleatorio: nunca sabes muy bien hacia
dónde se dirige una canción. Quizá esa sea la belleza de su música, pero puede
confundir a la multitud de un festival que acabe encontrando la combinación de
luces y sonidos más propia de la ceremonia de apertura para un nuevo Apple
Store. Impresionante, interesante, pero, ¿era realmente material de concierto?
El
sábado di la patada de salida con un rápido vistazo a los murcianos Neuman, que tocaron “Bye Fear/Hi Love”
y, como suele ocurrir, sonaron menos pesados en directo de lo que suelen hacer
habitualmente en Radio 3. Sin
embargo me escapé pronto para juntarme
con unos amigos y ver a The Ting Tings, que hacían su segunda
aparición en el BBK Live. Estábamos a mil metros de distancia pero el sonido
era bueno mientras jugueteaban con “Great DJ”, “Shut Up and Let Me Go” y más
tarde con su pequeña obra maestra “That’s Not My Name”. La actuación se rellenó
con un DJ-mejor-no-me-hagas-caso destrozando el “Once In A Lifetime” de Talking Heads. Incluso la cantante,
Katie White, se unió a la masacre, “arañando” el disco hasta hacerlo pedazos. Pero
creo que los chavales disfrutaron con ese frívolo divertimento.
The Ting Tings |
Of Monsters and Men |
Lo siguiente, Of Monsters and Men. Pero había malas noticias: su actuación se acortaría
“por motivos de salud”. Salieron al escenario y ninguno de ellos tenía una cara
particularmente verdosa, pero para cuando llegó el tercer o cuarto tema creo
que la mía sí que lo estaba. El caso es que, en vez de cortar el número de
canciones, deberían haber cortado dos o tres minutos de cada una de ellas.
Mientras un interminable tema seguía al anterior, los asistentes se iban
poniendo nerviosos. Pero la deuda se condonó cuando consiguieron que todo el
mundo coreara (como si estuvieran en el
fútbol) la pegadiza y ubicua “Little Talks”.
Muse |
Después:
un rápido vistazo a Bear´s Den, que
sonaban impresionantemente hasta que sucumbieron a un atrevido momento de banjo
tipo Mumford and Son. Y luego un instante de calma antes de lo que todo el
mundo esperaba: Muse. Son grandes:
grandes canciones, gran sonido, grandes luces. Matt Bellamy, el Eduardo Manostijeras
del rock, jugó con las canciones y jugó con el público. Lo raro de Muse es que
les encanta darse el gustazo de temas larguísimos con movimientos operísticos
al estilo de “Bohemian Rhapsody”. Pero para mí, lo más genial que tienen son
los singles breves y concisos. La segunda canción que tocaron fue “Supermassive
Black Hole”, de tres minutos y medio, muy superior a la que abrió el concierto,
“Psycho” (de siete minutos), y
singles como “Plug In Baby”, “Starlight” o “Time Is Running Out” son sus
momentos cumbre. El himno extendido que es “Uprising” comenzó los bises
mientras la épica (y larga) “Knights
Of Cydonia” completó la noche. No se puede criticar la actitud, la técnica
musical ni el espectáculo; y el concierto de 17 canciones hizo que la multitud
que había venido a ver a Muse se fuera a casa feliz. Con oídos y piernas
cansadas, me uní a ellos, dejando que las generaciones jóvenes continuaran
hasta el amanecer, un nuevo día post-BBK.
Kobetamendi durante el festival |
Crítica elegante y sabiendo de lo que se habla. Me encanta este blog !. En cualquier caso, no hacía yo a Mel muy de los Muse...y sobre todo, la antológica frase final:"...dejando que las generaciones jóvenes continuaran hasta el amanecer...". Señores, nos hemos convertido en francotiradores de la música. Atrás quedaron los "tour de force" de un montón de horas. No los echo de menos.
ResponderEliminarParece que era un juego de palabras con las letras de uno de sus éxitos... Pero me temo que sí, los que quedan ahí delante ahora son ellos, los que han venido detrás... Lógica generacional.
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