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We are standard |
Bilbao,
año 7 d.c. (después de la crisis). We are standard vs. Jero Romero. ¿Va
a ser esto un partido de fútbol? Los que me conocéis ya sabéis que no me gusta
la competición y que mi único interés en ese deporte es cuando los jugadores se
quitan la camiseta y se dan palmaditas en el culo. Al final va a resultar que
esto de que todo va bien va a ser cierto, porque si no cómo se entiende que
haya habido dos conciertos apetecibles en Bilbao en tres días (sí, habéis oído bien, han sido 2 conciertos
en 3 días, lo escribo en números por si acaso). Y la sorpresa es que uno de
ellos es de aquí al lado, de Getxo
mismo: We are standard. Y se nota.
Porque son de Getxo, no de Lamiako o Erandio, no, de Getxo, margen derecha,
casitas junto al mar, buena alimentación, familias con nombre, pedigree…
dinero, vamos. Nada que ver con los grupos de Sestao o Barakaldo, en la margen
izquierda. Por lo tanto, pop
internacional, limpio, con personalidad, cantando en inglés pero bien, es decir, con buen acento, entendible. Porque
en Getxo la educación se nota. Y las buenas maneras.
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We are standard (Deu Txakartegi al frente) |
El
cantante (y presencia lideresa de la
banda) comienza el concierto en la Sala BBK de Bilbao manejándose por el escenario como un carismático Jarvis Cocker (de Pulp), al
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Jarvis Cocker |
que
probablemente también iguale en altura y delgadez, para recordarnos enseguida a
las poses protagónicas de Brett Anderson
(de Suede,
que en un concierto en la Riviera de
Madrid me sorprendió manejando el micrófono como una trabajadora del sexo
manejaría su bolsito). Pero qué queréis que os diga, a mí me ponen los
chicos con personalidad y a los que no les importa mostrar amaneramiento en el
escenario para resultar encantadores. Y por supuesto Deu Txakartegi lo es. Si en la segunda
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Brett Anderson |
canción me parecía estar
escuchando a los neoyorkinos (y muy gays)
Scissor Sisters, enseguida se fueron
por los derroteros de U2 y Simple Minds. Si a esto le sumamos que
en los bises versionaron a Velvet
Underground y The Clash, qué más
se puede añadir, pop glam con personalidad, el tío se ganó a un público sin
alcohol (por favor, Sala BBK, no se puede
tener a los asistentes a estos conciertos
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Scissor Sisters |
sin ni siquiera una cervecita)
que, a base de pedírselo, acabó bailando a rabiar (y ya sabéis eso que dicen de que los vascos no bailamos), por algo
sería. En un momento dado nos preguntó si queríamos que se quitase la camiseta:
no, por favor, te sienta demasiado bien la americana.
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The Sunday Drivers |
Dos
días después me volvía a sorprender. Jero
Romero en el Café Antzokia. Cómo
echo de menos los días en los que lideraba The
Sunday Drivers, y eso que su carrera en solitario me parece super
coherente, quizá sea porque me recuerda cuando aún siendo unos desconocidos se
vinieron a un plató que teníamos en el barrio
de Lavapiés donde grabábamos conciertillos en falso directo para uno de los
primeros programas gays de televisión,
“Uno Más”, que sorprendentemente se
emitía en el segundo canal de Telemadrid:
La Otra. Por allí pasaron un montón
de grupos que estaban empezando, desde los mencionados The Sunday Drivers hasta
Pereza, simplemente porque
necesitaban promocionar sus discos y este programa era muy visto entre los
nocturnos. Recuerdo a Jero como un chaval majete y enrollado y por eso digo que
su carrera en solitario me parece coherente. Aunque no cante en inglés (como hacía con el grupo cuyo nombre en
realidad significa “Los domingueros”), ni falta que le hace. Su lírica
personal y poética probablemente llega mejor en castellano. Su voz no podría
compararla con la de ningún
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Jero Romero |
otro grupo o solista, no por mejor o peor,
simplemente por personalidad, por tono, por sonido. Me gustan mucho sus
canciones, me encantan sus letras y me emociona su actitud de “pasaba por
aquí”. Se ha hecho mayor (¿no nos ha pasado
a todos?), pero conserva un magnetismo auténtico, que te provoca emociones
cuando lo oyes, que te hace repensar sobre tu vida o la de los demás. No sé por
qué, pero a lo largo de todo el concierto no pude dejar de pensar en mi amiga
Marta, que lucha valientemente contra el cáncer
en estos momentos. Sería por la poesía intimista.
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Jero quiere que le llames |
¿Quién
ganó el partido? A lo dicho, no me gusta la competición. Lo que me gusta es que,
a pesar de Wert, a pesar de Rajoy, a pesar de la Cospe, todavía podamos disfrutar de las cosas sencillas y primitivas
de la vida: como la buena música y el buen hacer en el escenario. Me imagino que
aún hay esperanza para nosotros. Incluso en año de elecciones.
Gracias por tus comentarios e informaciones, interesante y chulo este blog.
ResponderEliminarPor cierto que el día 25 de abril actúan en el Antzoki lo burgaleses (sÍ, Burgos existe!) La Moda, la maravillosa orquesta del alcohol, que cada vez están mejor y han hecho interesantes colaboraciones como la canción que cantan a medias con el cantante de Berri Txarrak.. Creo que pueden estar bien.
Pues habrá que acudir a esos conciertazos que nos anuncias...
EliminarEstuve en los dos conciertos y creo que fue "empate a tres", es decir entretenidos y buen rollo tanto en la sala bbk como en el Kafe Antzokia, y muy bien explicado en el blog.
ResponderEliminarMuchas gracias, Stereo. Seguiremos en ello...
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