©RM |
(Inevitablemente la banda sonora para el
episodio final sólo podía ser ésta: ya sabéis, abrir el link en otra ventana, cerrar
publicidad y disfrutarlo mientras leéis)
http://www.youtube.com/watch?v=HCABYrjFEro
Secuencia 16. Exterior – día. Museo Guggenheim Bilbao.
La
siguiente mañana me pilló apostado junto a Puppy,
aguantando el frío con rigor. Acabábamos de entrar en diciembre y,
sorprendentemente, el sol había hecho su aparición. Pero la helada matutina no
había faltado a su cita. A pesar de ello había ya varios turistas sacando
fotos, algo ya habitual en el día a día de la ciudad. Menos mal que antes de
llegar me había tomado el café en el Iruña,
para entrar en calor y tener el cerebro despierto. Sólo esperaba que la ginkana
del día anterior me pusiera las cosas más fáciles hoy y pudiera desentrañar los
misterios que me rodeaban. Había pasado la noche soñando con George Clooney poteando por Bilbao con Brad Pitt, y Audrey Hepburn de compras por la ciudad con Marilyn Monroe… Pero ninguna de las imágenes me había desvelado qué
ocultaba el misterioso maletín.
©RM |
Mis
esfuerzos se vieron recompensados. Ahí estaba Mr. Clooney, tan elegante como
siempre. Miró a su alrededor como temiendo que alguien le estuviera siguiendo (¿os extraña, después de no perderle de
vista ayer…?). Para mi desesperación, paró un taxi, se montó y salió
disparado. Menos mal que pasaba otro justo en ese momento. Me monté como si en
ello me fuera la vida. Y por fin pude decir esa frase que todos deseamos usar
en algún momento: “Siga a ese taxi”. Me sentía como en una película de Humphrey Bogart. El vehículo de
enfrente nos fue dirigiendo, entre la tranquilidad propia de un sábado por la
mañana temprano, hacia Hurtado de
Amézaga. Allí se paró frente a la Camisería
Pascual, un clásico donde los haya que también esconde sus secretos. George
se bajó del taxi y miró a su alrededor de nuevo como para asegurarse de que no
le habían seguido (si él supiera… ¿O
acaso ya lo sabrá?).
Secuencia 17. Interior – día. Camisería
Pascual.
Entró
en el establecimiento, donde le recibieron como si fuera un cliente habitual, con
esa simpatía que les caracteriza (y yo
que pensaba que su especialidad en clientela famosa eran los políticos,
incluyendo al ex lehendakari Ibarretxe).
Me colé intentando mantener un perfil bajo. La verdad que el sitio tiene su
encanto, con tres pisos cubiertos de madera, escalinata también de madera e
incluso un pequeño saloncito donde te puedes tomar un café. Allí estaba el
actor, tan campechano, tomándose uno que no pertenecía a la marca que anuncia.
La dueña le estaba enseñando unas prendas que venían… ¡Con pendrive incorporado! Y no sólo eso, además se trataba de prendas
perfumadas con unos olores muy sutiles... Me pareció el colmo de la
sofisticación, muy adecuada para la situación. Obviamente están ampliando el
mercado a las nuevas generaciones. Clooney se probó unos cuantos trajes y acabó
comprándose uno (que le quedaba como
hecho a medida, claro, especialidad de la casa, el tallaje personalizado) que
decidió llevarse puesto (¿intentará
despistar?). Yo, mientras tanto, miraba y remiraba unas chaquetas con
coderas y unos detalles muy de hoy en día, que me encantaron (ya volveré en otro momento). El actor
se despidió dando dos besos a la dueña, que se lo tomó con la mayor naturalidad
del mundo, vamos, como si a uno le besaran las estrellas todos los días.
©RM Camisería Pascual, Hurtado de Amézaga 40 |
Secuencia 18. Exterior – día. Calles de
Bilbao.
©RM Mil Rosas, Ercilla 25 |
Salí
pitando tras él para no perderle la pista. Igual que el día anterior, Mr.
Clooney parecía conocerse los rincones de Bilbao como la palma de su mano. Así
que, callejeando, me llevó casi hasta Moyua,
donde al principio de la calle Ercilla,
se paró en Mil Rosas, la coqueta
floristería especializada en esa variedad. No me extraña que el actor la conozca
porque yo siempre me detengo cuando paso para ver uno de los escaparates más
llamativos y de más gusto de la zona. De allí salió George con una bonita rosa
amarilla (no me preguntéis el
significado, googlearlo) y se dirigió hacia la Gran Vía. ¿Dónde iría ahora?
Le seguí, dejando un poco de distancia
para que no me descubriera… Y claro, sus pasos le llevaron hacia la Joyería Suárez, donde le esperaba… Audrey Hepburn, preciosa en su
delgadez, vestida de negro y comiéndose un croissant mientras contemplaba las
joyas en el escaparate con envidia… Se
dio la vuelta con encanto y se le iluminó la cara al ver la rosa que le ofrecía
Clooney. Se limpió las migas del croissant de las comisuras de los labios con
el delicado gesto de un dedo enguantado. Y entonces, justo cuando se disponía a
abrazar a su ¿amigo?, lo vi. El maletín reposaba sobre la fachada del edificio.
Se lo había traído para devolvérselo. O quizá hubiese cambiado los contenidos… Los dos actores se abrazaron con cariño y
Audrey le entregó el dichoso maletín. En ese momento un coche deportivo negro
frenó justo delante de ellos. Tenía las ventanillas de espejo. Audrey lo vio y
se lo señaló a George. Una ventanilla bajó suavemente y en su interior, un
sujeto con sombrero y gafas de sol (y un
gesto de desprecio en el rostro) les miró amenazadoramente. Clooney
reaccionó inmediatamente. Dio un beso de despedida a su amiga y echó a correr
maletín en mano, entre las hordas de gente que hacían ya sus compras navideñas
por las calles principales de Bilbao. Yo intenté seguirle el paso pero era
imposible, enseguida se metió por las zonas peatonales de la calle Diputación para despistar al coche que
le perseguía. Y allí, entre la multitud, perdí la pista a George Clooney. Definitivamente.
©RM Joyería Suárez, Gran Vía 43 |
Frustrado
con mis pocas dotes de detective privado, me abroché la gabardina porque el sol
del mediodía no evitaba que sintiera el frío norteño. Empezó a chispear y no se
me ocurrió otra cosa que volver al punto de inicio, al Puppy. Allí, de haber sido fumador, me hubiera acabado un cigarro
mientras recomponía las ideas. Pero ni siquiera me dio tiempo a pensarlo. En la
carretera, a mi lado, paró un taxi. Bajó la ventanilla y, para mi sorpresa, el
rostro de Clooney me sonrió directamente. No dijo nada, pero en un gesto rápido
y elegante… ¡Me lanzó el maletín! Lo cogí al vuelo mientras el actor me hacía
un gesto de despedida con la mano, aún sonriendo, y le decía al taxista que
siguiera su viaje. Me quedé allí sin saber qué hacer. Tenía el maletín de
Clooney (y de Hepburn, no lo olvidemos)
en mis manos y ni siquiera me atrevía a abrirlo, aunque me explotase la cabeza
de curiosidad… Sólo tenía que abrir la cremallera para saber qué contenía…
Entonces, un pensamiento inoportuno pasó por mi mente: “¿de qué demonios voy a
escribir para el concurso de bloggers…?”
The end
Me ha encantado leerte e ir descubriendo contigo Bilbao. COn sus lugares, sabores, aromas y la cantidad de cosas que se pueden hacer y disfrutar. Ahora que después de vivir tanto tiempo fuera me siento una extranjera en mi propia tierra. Me he divertido un montón y me he metido muchísimo en la historia entrando a imaginar Bilbao como una ciudad de espías, famosos y tramas rocambolescas. Que por otra parte podrían suceder perfectamente mientras nosotr@s no nos enteramos como de muchas otras cosas. Enhorabuena, me ha encantado
ResponderEliminargenial, un post muy interesante, deberías escribir más a menudo, tener a Clooney en Bilbao es un lujo que hay que comparitr!!!
ResponderEliminarUna maravillosa historia para descubrir Bilbao y sus comercios, un paseo por Bilbao Centro de la mano de George sería ciertamente la mejor forma de recorrerlos. Muy entrañable por ciero, tal como comentas, el escaparate de Arnaga. Y tienes razón, los pintxos del Ledesma, para repetir cuatro o cinco veces (o más).
ResponderEliminarAhora, lo que no te vamos a perdonar jamás de los jamases es que NO desveles el contenido del dichoso maletín.... ¿será que contenía el premio en metálico que le tocó a Audrey para gastar entre los comercios de Bilbao? Por que yo estuve en el sorteo y te juro que la ganadora era igualita igualita que ella.....
Próximamente voy a visitar Bilbao con mi mujer y mis hijos y me ha sorprendido este blog que he encontrado por casualidad pero que me ha cautivado desde el primer momento. Seguro que visitaré algunas de tus recomendaciones. Me encanta la atmósfera creada y la peculiar manera de contar la historia. Seguro que me pasaré por Ledesma para comer esos pintxos vascos que dices tan ricos y respirar el ambiente y no me perderé esa tienda de ropa que necesito renovar el armario. Gracias por las recomendaciones, a partir de ahora tienes un seguidor fiel. Por cierto, para cuando en otras ciudades u otros lugares del País Vasco?
ResponderEliminarInnovación y elegancia, soy fan!!! Bilbao necesita historias
ResponderEliminarCiertamente diferente y original. Ambientación perfecta, sino conociera Bilbao me apetecería venir rapidamente a visitar la ciudad ¡Me ha encantado!
ResponderEliminarPor favor avísame la próxima vez que venga Clooney a Bilbao...