martes, 8 de octubre de 2013

Esto no hay por dónde cogerlo...


Bilbao. Año 5 d.c. (después de la crisis). ¿O debería decir año 1 d.r. (de la recuperación, PP dixit)? El problema es que eso de la recuperación tiene menos credibilidad que cualquiera de los cómics que leía yo de pequeño… Vamos, que no se lo creen ni los niños que han estado en huelga durante tres semanas en Baleares para oponerse a las pataletas de ese partido que todo lo puede, todo lo gobierna y todo lo destroza, esos mismos a cuyos padres ya han amenazado con quitarles la custodia por no llevar a sus hijos a la escuela... Realmente Aznar se lo montó muy bien, nos atrapó a todos con las malditas hipotecas sobredimensionadas para que ahora nadie se atreva ni a respirar (o casi nadie, a pesar de esa “mayoría silenciosa” que tanto les gusta mencionar). Y así, ellos, los omnipotentes, los que todo lo controlan (la moral, la banca, la empresa, la justicia, el gobierno, las zanjas todavía con muertos sin identificar…) están rediseñando este país a imagen y semejanza de la ideología del régimen. ¿Que de qué régimen hablo? ¡Hombre, pues del régimen! El suyo, el que nos dejó a la cola de Europa y ahora vuelve a hacerlo. El de la doble moral que no quiere el divorcio pero ellos qué bien se divorcian, el que no quiere el matrimonio gay pero ellos qué bien se casan, el que no quiere el aborto pero ellos cómo abortan cuando les conviene… El de un país en el que sólo puedan estudiar los hijos de los ricos, en el que sólo tengan atención sanitaria adecuada los españolitos de bien, en el que todos los cargos de poder estén ostentados por amigos y familiares (que se llevan unos sueldos tan sobredimensionados como las hipotecas antes mencionadas)… Vamos, una España, grande y libre... A su manera. Y mientras tanto, los ciudadanos de a pie aferrados a sus hipotecas, esperando, quizá soñando, que alguien inicie la revolución, que alguien haga justicia y que los Bárcenas, los Malaya, los Fabra, los Cospedal, los Mato, los Barberá, los Camps, los Rajoy, los Aznar, los Urdangarín (y tantos más, no me caben aquí) acaben en la cárcel con la pena que les corresponde, unos por corruptos, otros por nepotismo y todos, todo, por MENTIROSOS…

   

Antes mencionaba los cómics que leía de pequeño. Y es que me acabo de enterar que ha muerto uno de los artistas que más sueños nos proporcionó a los de mi generación con sus portadas de cómic: Antonio Bernal Romero. Su nombre no os sonará, pero en cuanto veáis algunas de sus cubiertas seguro que os traen recuerdos de niñez. Porque no solamente ilustró las del Capitán Trueno, el Jabato o el Corsario de Hierro, sino también muchas de aquellas novelitas ilustradas publicadas en la colección Joyas Literarias Juveniles. Que realmente hacían honor a su nombre, porque eran auténticas joyas y a muchos nos introdujeron en el mundo de la lectura y nos atraparon para siempre con aventuras clásicas como “La isla del tesoro”, “Los tres mosqueteros”, “La isla
©RM sobre la obra de Antonio Bernal Romero
 misteriosa” o “Sandokan”. Bernal Romero tenía 89 años y no he podido evitar hacerle un pequeño homenaje usando algunos de los personajes que creó para una colección de cromos adhesivos (era la moda entonces, si estabas a la última coleccionabas los adhesivos, si no, seguías con los de cartón) que aún conservo. Las maravillas de los escáneres, el photoshop y toda la tecnología digital que hemos adoptado con la naturalidad más pasmosa y que nos permiten de alguna manera realizar algunos de nuestros sueños de niñez, como el de colocar a todos esos personajes fantásticos en un paisaje a su altura…

Al contemplar estas portadas me he dado cuenta de lo mucho que necesitamos en estos momentos a un Corsario de Hierro que venga a impartir justicia a este país. O más bien a este mundo. Él, que defendía los derechos humanos y la honestidad a capa y espada, que enseguida simpatizaba con las causas perdidas, liberaba esclavos, salvaba a damiselas en apuros, derrocaba tiranos, desenmascaraba mentirosos... (¿os suena todo esto? parece una página de cualquier periódico, ¿verdad?) Qué diría el Corsario si de repente lo sacasen de una de sus viñetas para plantarle en la realidad pura y dura. O el Jabato o los tres mosqueteros, o Tom Sawyer, Huckleberry Finn o el mismísimo Capitán Nemo… Probablemente serían incapaces de entender cómo el mal se ha extendido de tal manera y se ha asentado en el poder (no sólo en este país, en casi todos) sin que casi nadie sea capaz de hacer nada para evitarlo… A Obama le crecen los enanos por querer la Sanidad universal mientras aquí, que la teníamos, se empeñan en quitárnosla… Cómo iba a consentir el Corsario que cientos de africanos muriesen en las costas de Lampedusa (ésas que tanto inspiraron a Visconti) mientras todos se lavan las manos y se echan las culpas mutuamente… Y al final para que los únicos que se puedan quedar en nuestra preciada Europa sean los muertos (claro, la repatriación de cadáveres sale muy cara a día de hoy…).

  

Recuerdo con nostalgia a Lord Benburry, el archienemigo del Corsario, un ex pirata convertido en lord gracias a los favores realizados al rey… Un malvado de los de manual, que lo mismo traficaba con esclavos que engañaba a desdichados para quedarse con sus tierras, que maltrataba a sus empleados, exprimía a los que habitaban sus tierras y vivía rodeado de lujo y desperdicio. ¿Cómo? ¿Que os suena? Sí, la verdad que es la descripción de cualquier banquero, político o macro empresario de los de hoy en día… Sólo que hoy estamos en el siglo XXI y el tal Lord Benburry vivía en el XVII. Y yo me pregunto, ¿dónde está nuestro Corsario de Hierro…?  


Lord Benburry en portada
  

  

No hay comentarios:

Publicar un comentario