martes, 17 de marzo de 2015

¿Se puede seguir siendo 100% gay tras ver a Maika Makovski?


Bilbao, año 7 d.c. (después de la crisis). Así, sin preámbulos, a palo seco, sin preámbulos, sin lubricante: ¿se puede seguir siendo gay tras ver a Maika Makovski en directo? Después de la experiencia del sábado por la noche en el Café Antzokia me han surgido ciertas dudas por primera vez en… ¿digamos más de una década? ¡A estas alturas de la vida! Vamos, que ya no eres un adolescente con derecho a dudas…



Nunca había llegado a entender la obsesión del presentador matutino de Radio 3 por Maika Makovski cuando se pasaron más de un año con el dichoso Teléfono del rock. Me explico. A Ángel Carmona, el locutor de “Hoy empieza todo(estupenda manera de empezar el día, os lo recomiendo encarecidamente), se le ocurrió la brillante idea de un teléfono que iría pasando de mano en mano de cantante a músico de músico a cantante por toda la geografía española sin que se supiera nunca quién lo iba a contestar cada jueves a las 8.30 de la mañana. O sea, que Carmona llamaba a ese número y cada semana lo contestaba un artista diferente -al que se lo había pasado el que lo tuvo la semana anterior- y el locutor tenía que adivinar de quién se trataba a lo largo de una breve conversación. Todo muy lleno de “¿te vi en el concierto de los… en el Sonorama?”, me resultaba ligeramente petarding, la verdad. Pero el más-difícil-todavía del caso es que la aventura sólo concluiría cuando el teléfono lo respondiera Maika Makovski. Y claro, por muchos que lo contestaban, de Loquillo a Ariel Rot pasando por La Bien Querida,
Vetusta Morla

Vetusta Morla, Love of Lesbian, Berri Txarrak y todo lo mejorcito del pop, indie, rock del panorama musical conocido y desconocido, nunca lo contestaba la señorita Makovski (mitad macedonia y mitad andaluza, de ahí su exótico apellido). Y yo no podía entender esa fijación y reverencia por una cantante a la que no me había detenido a escuchar demasiado…



Izaro Andres
Pero ay, colegas, la experiencia de verla en directo, en petit comité, la cercanía de su interpretación acústica (guitarra o piano, cadena atada al pie, ritmo marcado por los tacones, movimientos convulsos a veces…), de su sonrisa y su risa floja (yo quiero lo que desayuna ella para ser tan feliz)… Ya nos habían puesto en situación la parejita que la teloneó: Izaro Andres y su guitarrista, puro campo juvenil de amapolas, entonando sus melodías en euskera, castellano e inglés, voz clara, presencia sencilla, ¡bendita juventud! (como diría mi madre). Pero cuando el torbellino invadió el escenario nos pilló descolocados y nos costó adaptarnos a sus revoluciones. Fuerza positiva de la naturaleza, sensualidad inabarcable, energía de altos hornos, sonrisa abierta perenne, microvestido de leopardo rojo (mira que ha vuelto con fuerza el animal print), melena
Assumpta Serna

 voluble, naturalmente sexy y una voz que pasaba de los graves a los agudos sin inmutarse, que nos envolvió sin darnos descanso, que nos hizo desear subirnos al escenario y estar más cerca, para aspirarla, para olerla… ¡Qué mujer! Hacía mucho que no me pasaba algo así... Como hombre casado con otro hombre no pude evitar plantearme de nuevo:“¿Seremos todos en el fondo bisexuales como insisten ciertas teorías?” (Puff, creo que la última vez que me atenazaron estas dudas existenciales fue hace ya años cuando entrevisté a Assumpta Serna y me quedé exactamente igual de prendado que en este concierto)



A lo largo de sus canciones pasamos de encontrarnos en un bar de carretera de la América profunda a poner el pie en un cabaret de Las Vegas, de pensar que tenías delante a la mismísima Kate Bush a escuchar el inicio de una de Super Tramp... Me acordé de que hace un par de temporadas la Makovski había trabajado en una obra de teatro con Juan Echanove, otra gran fuerza (esta vez de la interpretación) y me arrepentí de habérmelos perdido. Está claro que algo está pasando en el indie español, porque es verdad que en los últimos años ha subido el nivel y mucho: Neuman, Tachenko, La habitación roja, Love of lesbian, Niños Mutantes, Jero Romero… Pero también Annie B Sweet, Tulsa, La Bien Querida, Russian Red… Y desde luego Maika Makovski. El indie, aunque lo parezca a veces, no es sólo dominio de hombres. Cada vez hay más voces de mujeres que se comen el escenario, que las oyes en entrevista y te das cuenta de que también se comen la vida. Como tiene que ser. 

Annie B Sweet
Tulsa
Russian Red

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