lunes, 30 de marzo de 2015

We are standard vs. Jero Romero

We are standard

Bilbao, año 7 d.c. (después de la crisis). We are standard vs. Jero Romero. ¿Va a ser esto un partido de fútbol? Los que me conocéis ya sabéis que no me gusta la competición y que mi único interés en ese deporte es cuando los jugadores se quitan la camiseta y se dan palmaditas en el culo. Al final va a resultar que esto de que todo va bien va a ser cierto, porque si no cómo se entiende que haya habido dos conciertos apetecibles en Bilbao en tres días (sí, habéis oído bien, han sido 2 conciertos en 3 días, lo escribo en números por si acaso). Y la sorpresa es que uno de ellos es de aquí al lado, de Getxo mismo: We are standard. Y se nota. Porque son de Getxo, no de Lamiako o Erandio, no, de Getxo, margen derecha, casitas junto al mar, buena alimentación, familias con nombre, pedigree… dinero, vamos. Nada que ver con los grupos de Sestao o Barakaldo, en la margen izquierda. Por lo tanto, pop internacional, limpio, con personalidad, cantando en inglés pero bien, es decir, con buen acento, entendible. Porque en Getxo la educación se nota. Y las buenas maneras.

We are standard (Deu Txakartegi al frente)
El cantante (y presencia lideresa de la banda) comienza el concierto en la Sala BBK de Bilbao manejándose por el escenario como un carismático Jarvis Cocker (de Pulp), al
Jarvis Cocker
que probablemente también iguale en altura y delgadez, para recordarnos enseguida a las poses protagónicas de
Brett Anderson (de Suede, que en un concierto en la Riviera de Madrid me sorprendió manejando el micrófono como una trabajadora del sexo manejaría su bolsito). Pero qué queréis que os diga, a mí me ponen los chicos con personalidad y a los que no les importa mostrar amaneramiento en el escenario para resultar encantadores. Y por supuesto Deu Txakartegi lo es. Si en la segunda
Brett Anderson
canción me parecía estar escuchando a los neoyorkinos
(y muy gays) Scissor Sisters, enseguida se fueron por los derroteros de U2 y Simple Minds. Si a esto le sumamos que en los bises versionaron a Velvet Underground y The Clash, qué más se puede añadir, pop glam con personalidad, el tío se ganó a un público sin alcohol (por favor, Sala BBK, no se puede tener a los asistentes a estos conciertos
Scissor Sisters
sin ni siquiera una cervecita)
que, a base de pedírselo, acabó bailando a rabiar (y ya sabéis eso que dicen de que los vascos no bailamos), por algo sería. En un momento dado nos preguntó si queríamos que se quitase la camiseta: no, por favor, te sienta demasiado bien la americana.


The Sunday Drivers
Dos días después me volvía a sorprender. Jero Romero en el Café Antzokia. Cómo echo de menos los días en los que lideraba The Sunday Drivers, y eso que su carrera en solitario me parece super coherente, quizá sea porque me recuerda cuando aún siendo unos desconocidos se vinieron a un plató que teníamos en el barrio de Lavapiés donde grabábamos conciertillos en falso directo para uno de los primeros programas gays de televisión, “Uno Más”, que sorprendentemente se emitía en el segundo canal de Telemadrid: La Otra. Por allí pasaron un montón de grupos que estaban empezando, desde los mencionados The Sunday Drivers hasta Pereza, simplemente porque necesitaban promocionar sus discos y este programa era muy visto entre los nocturnos. Recuerdo a Jero como un chaval majete y enrollado y por eso digo que su carrera en solitario me parece coherente. Aunque no cante en inglés (como hacía con el grupo cuyo nombre en realidad significa “Los domingueros”), ni falta que le hace. Su lírica personal y poética probablemente llega mejor en castellano. Su voz no podría compararla con la de ningún 
Jero Romero

otro grupo o solista, no por mejor o peor, simplemente por personalidad, por tono, por sonido. Me gustan mucho sus canciones, me encantan sus letras y me emociona su actitud de “pasaba por aquí”. Se ha hecho mayor (¿no nos ha pasado a todos?), pero conserva un magnetismo auténtico, que te provoca emociones cuando lo oyes, que te hace repensar sobre tu vida o la de los demás. No sé por qué, pero a lo largo de todo el concierto no pude dejar de pensar en mi amiga Marta, que lucha valientemente contra el cáncer en estos momentos. Sería por la poesía intimista.

Jero quiere que le llames




¿Quién ganó el partido? A lo dicho, no me gusta la competición. Lo que me gusta es que, a pesar de Wert, a pesar de Rajoy, a pesar de la Cospe, todavía podamos disfrutar de las cosas sencillas y primitivas de la vida: como la buena música y el buen hacer en el escenario. Me imagino que aún hay esperanza para nosotros. Incluso en año de elecciones. 

4 comentarios:

  1. Gracias por tus comentarios e informaciones, interesante y chulo este blog.
    Por cierto que el día 25 de abril actúan en el Antzoki lo burgaleses (sÍ, Burgos existe!) La Moda, la maravillosa orquesta del alcohol, que cada vez están mejor y han hecho interesantes colaboraciones como la canción que cantan a medias con el cantante de Berri Txarrak.. Creo que pueden estar bien.

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    1. Pues habrá que acudir a esos conciertazos que nos anuncias...

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  2. Estuve en los dos conciertos y creo que fue "empate a tres", es decir entretenidos y buen rollo tanto en la sala bbk como en el Kafe Antzokia, y muy bien explicado en el blog.

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