Año 1
d.c. (durante la crisis -de la Covid). Después de una ausencia de
varios años debido al tiempo que le he dedicado a mi documental LaMemoria del Cuerpo: Formas en el Espacio-Tiempo y a la idea de que ya
nadie lee blogs, he decidido volver. Así, porque me apetece, porque echo
de menos escribir. Y como últimamente le estoy dedicando bastante tiempo
a mi otra pasión -dibujar-, pues qué mejor que unir ambos en este blog. Voy a
dedicar unas cuantas entradas a los personajes que estoy dibujando. Así, sin
más, sin buscar lectores ni audiencias ni likes, por gusto.
El
personaje de esta semana es el más reciente en la colección de ilustraciones
que podéis encontrar en mi web: el Capitán Nemo. Misterioso, elegante,
subversivo, imaginativo, vengativo, cultivado, único, cruel, ¿justo? Solo la
imaginación de Julio Verne podía haber creado semejante mezcla en un
único personaje. El Capitán Nemo apareció por primera vez en 20.000 leguas
de viaje submarino y luego reapareció en La isla Misteriosa. Volvió
locos a las autoridades y periodistas de todo el mundo que no acababan de
localizar al misterioso monstruo marino que acosaba los
mares y océanos. Verne (con su original audacia) nos descubriría que tal
monstruo no era sino el singular Nautilus, submarino comandado por el visionario
Nemo que ejercía su particular idea de la justicia para proteger los mares de
la ambición humana. En el fondo un filántropo, pero a la vez
probablemente el primer eco warrior de la historia, ecologista y
luchador en un solo concepto. Amargado por importantes pérdidas emocionales su
cordura siempre estuvo en entredicho, lo que no le evitaba ser un auténtico
caballero con sus cautivos/huéspedes. Ilustrado, de ideas avanzadas, de origen
desconocido (aunque luego se le atribuyera ser hijo de un rajá indio) y
poseedor de ese particular “charm” que solo pueden tener los que se han educado
en el más estricto “britishness”…
Su
estela ha sido tan grande que otros autores han continuado o expandido su
historia en novelas, cómics o películas, dándole rostros tan dispares como los
de James Mason, Michael Caine o Naseeruddin Shah. Si en su nave viajó hasta el que llegara a ser centenario Kirk Douglas (defensor de los guionistas acusados de comunistas durante lo peor del macarthismo)... Y es
que, ¿quién -que pertenezca a ciertas generaciones, claro- no ha soñado alguna
vez con encontrar esa isla misteriosa donde se oculta el Capitán Nemo y entrar
en su increíble Nautilus para dar una vuelta por el fondo del mar? Y descubrir
de su mano el cementerio de los marineros, las mil y una especies aún ocultas o
incluso los restos de la mágica Atlántida… Y es que además, el rebelde
capitán, con su elegancia de lord, su sabiduría y su audacia aventurera, no
deja de ser un furtivo, un inadaptado, un antisistema, una minoría con la que sentirnos
identificad@s. El perfecto antihéroe romántico. ¿Quién sabe si hoy en día podría ser un aventurero de género fluido acorde a los tiempos que corren, surcando los mares en busca de justicia a los mandos de su nave subacuática, rodeados de pulpos gigantes, peces abisales y medusas iridiscentes? Una pena que las nuevas
generaciones se lo estén perdiendo…
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