lunes, 12 de marzo de 2012

De vuelta a la realidad



©RM
El puente Calatrava desde el parque Etxebarria
Y después de tantos paseos por el tiempo, por los mundos alternativos de las posibilidades infinitas (porque sí, todas esas posibilidades que podían haber ocurrido, sólo con pensarlas, ya están creando existencias paralelas, mundos donde nosotros mismos existimos pero viviendo otras vidas posibles…), como decía, tras tanto barullo existencial, no nos queda otra que volver a la realidad. Sí, a la cruda, a la que tenemos cada mañana al mirarnos al espejo, al encender la radio, al abrir el periódico… Es decir, que estamos de vuelta en el Bilbao de hoy. Ése en el que Gorordo nunca construyó su super cubo sobre la Alhóndiga, ése en el que sí que desembarcó el Guggenheim y la ciudad se desarrolló de cara al turismo. Y llegaron los puentes (el de Calatrava el primero) y los rascacielos, y la Torre Iberdrola… Pero también llegó la crisis y el paro y siguieron los enfrentamientos políticos… Éste es el Bilbao actual, al que yo regresé hace ahora ya casi un año. Después de veintitantos de vivir fuera. ¡Qué vértigo!


©RM
El parque Etxebarria con la Torre Iberdrola al fondo
¿Y qué me encuentro yo en este Bilbao del año 2012, fecha fatídica del fin del mundo tal y como lo conocíamos? Pues el otro día me pasó algo muy curioso. Bajaba yo hacia el ascensor de Begoña (desde que he llegado a esta ciudad mi vida es un continuo subir y bajar cuestas, subir y bajar escaleras, pero de eso ya os hablaré en otro momento, y de los estupendos muslos que estoy echando). Como decía, iba yo por el parque de Etxebarria, cuando a lo lejos oí como una tamborrada, que inmediatamente me recordó a las de la Semana Santa de mi niñez. Pero no es posible –pensé- aún estamos en marzo, ¿o será que tanto viaje temporal me ha traído al mes equivocado? Pero no, al entrar al vetusto ascensor me fijé en el calendario del trabajador (voy a empezar a escribirlo con mayúsculas: el Trabajador) que lo maneja y vi claramente que era día 8 de marzo de 2012. Así que al salir junto al Arenal, agucé el oído y pude escuchar no una tamborrada… ¡sino dos! Sólo que la segunda no era una tamborrada de Semana Santa, sino una batukada en todo orden. Seguí los ritmos de la segunda, claro, que tiene un aire mucho más festivo y reivindicativo que los aburridos sones de Semana Santa. ¿Y con qué me encontré? Pues está claro. Con el final de la manifestación del Día Internacional de la Mujer. Se me había olvidado, y eso que en la clase de euskera por la mañana habíamos hablado del tema, porque como soy el único chico ya insinuaron que me tocaba invitarlas a todas a café… 

La inolvidable Uhura de Star Trek
La entrañable doctora Zira
La doctora Helena Russell y Maya
Total, que allí estaba yo, en el puente del Arenal, entre dos ritmos de tambor muy diferenciados. De un lado me llegaban los aburridísimos y, seamos sinceros, casi-aterrorizadores golpes del ensayo de alguna cofradía de Semana Santa, y por el otro la batukada festiva y reivindicativa para recordarnos que aún hoy, en pleno siglo XXI, vamos, en el fatídico 2012, las mujeres siguen sin tener los mismos derechos que los hombres ni cobrar los mismos sueldos ni ocupar los mismos cargos de poder (claro, que esperemos que cuando lo consigan todas no sean como Thatcher o Merkel o la Espe), ni se sienten igual de seguras en la calle y ni siquiera en sus hogares… En fin, que volví a pensar en el pasado. O mejor, en el futuro del pasado. Me explico: el futuro que se imaginaban en el pasado. Porque cuando nosotros éramos niños y veíamos en la tele Espacio 1999 o Star Trek, se reflejaban sociedades en las que las mujeres ya habían alcanzado la igualdad. O eso parecía deducirse al menos de la presencia femenina en esos seriales. Si en Star Trek (aquí “La conquista del espacio”) las chicas eran la exótica Uhura (en swahili significa “libertad”), oficial de comunicaciones, y la enfermera Chapel (eso sí, ambas siempre con cortísimas minifaldas), en Espacio 1999 la cabeza médica era la sin par doctora Helena Russell (Barbara Bain, una de las chicas de la serie original de Misión Imposible), y también estaban la analista de información Sandra y la metamorfa extraterrestre Maya (que los salvaba con sus poderes a todos en más de una ocasión) que ya ni siquiera necesitaban llevar minifaldas. Pero si incluso en El planeta de los simios, la mona Zira era una reputada científica… Vamos, que hasta los chimpancés habían llegado más lejos que nosotros, que aún hoy, en el año 2012, necesitamos celebra el día de la mujer. ¿Por qué? Pues porque la igualdad real aún no se ha conseguido. Igual que se sigue celebrando el día del Orgullo Gay, no sólo para celebrar todo lo que hemos conseguido, sino para reivindicar también todo lo que nos queda por conseguir. Y si no que se lo digan al PP, que aún no se ha pronunciado sobre el matrimonio gay, pero viendo lo que están diciendo sobre el aborto, uno se imagina hacia dónde van a ir. Y 76 países musulmanes y africanos todavía penalizan la homosexualidad, en algunos casos incluso con la muerte. Con lo cual la historia se repite y, aquellos que han sido más marginados son ahora los que marginan. Y como botón de muestra no hay más que mirar hacia Israel, donde los que fueron exterminados por los nazis ahora se dedican a aterrorizar a los palestinos… 

¿A quién se parece?
Quizá a la Collares...
Creo que se me ha ido el hilo argumental. Yo simplemente paseaba por
Bilbao en el año 2012, aquel en el que el mundo, tal y como lo conocemos, llegó a su fin. Y me vi sorprendido por el hecho de que tantas cosas sigan igual que siempre, sigue habiendo las mismas injusticias y desigualdades y la Iglesia sigue ostentando su poder igual que cuando vivía Franco. Y si no, atentos a los modelitos que sacarán las señoras del PP esta Semana Santa: mantilla y peineta. Ellas sí que no salen a la calle a reivindicar igualdad. Ni la de las mujeres, ni la de los gays ni la de nadie. ¿Para qué? Con lo bien que les va así…

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