jueves, 8 de marzo de 2012

¿Qué hubiera pasado si...?



©RM
Cafetería del Museo, mi favorita...
De tanto viajar en el tiempo y de tanto recordar cómo era mi vida de joven en Bilbao o en Londres o incluso en Madrid, me han empezado a entrar ciertas dudas. Es lo que en la literatura de los cómics Marvel (sí, he dicho literatura) se conoce como el What if…? Es decir, ¿qué hubiera pasado si…? Por ejemplo, qué hubiera pasado si aquella noche que ocupamos el Museo de Bellas Artes se hubiese colado un corpúsculo de extremistas para reventar la pacífica protesta y se hubieran puesto a destrozar obras de arte gótico centenarias a diestro y siniestro? (vamos, más o menos lo que la policía de Valencia o de Barcelona o de… dice que ocurre en cualquier manifestación de las últimas protestas estudiantiles para justificar sus carnicerías) Pues podría haber ocurrido que muchos de nosotros acabásemos en comisaría, dando lugar a un historial criminal que quizá, y sólo quizá, hubiese impedido nuestra dedicación a ciertas profesiones o incluso nuestros viajes a Londres… (recordemos que por aquel entonces España aún negociaba su entrada en la Comunidad Europea y necesitábamos pasaporte para entrar, por no mencionar “permiso de trabajo”) ¿Os imagináis qué hubiera ocurrido si nunca hubiésemos entrado en la Comunidad Europea? Ahora no tendríamos que justificar nuestra deuda ante nadie, pero claro, durante los años anteriores tampoco nos habrían dado todas las subvenciones que nos dieron… Pero volviendo a temas más mundanos, ¿qué hubiera pasado si nunca me hubiese ido a Londres? Pues probablemente tendría ahora un trabajo más o menos estable, lo que no garantizaría para nada el que no me pudieran despedir mañana mismo por, digamos, cogerme una baja; claro, todo ello sin indemnización, ya que sería un despido procedente y no lo podría recurrir en juicio porque ahora también hay que pagar para apelar, con lo cual sólo los ricos podrán hacerlo… En fin, pero si no me hubiese ido a Londres probablemente no habría viajado ni a la mitad de los sitios a los que he ido, no habría trabajado como profesor de idiomas ni tampoco en la televisión, no habría conocido ni a la mitad de mis amigos, no habría aprendido inglés y, claro, no me habría casado con mi marido. Pero si creemos en el destino, quién me dice a mí que no me hubiera puesto a trabajar como intérprete, por ejemplo, con lo cual también habría viajado un montón (quizá incluso a los mismos sitios a los que he ido, es la fuerza del destino) y en algunos de esos viajes quizá, sólo quizá, hubiese conocido a mis amigos e incluso a mi marido… 


©RM
¿Y si el Guggy no hubiese llegado...?
Pero claro, ya puestos, ¿qué hubiera pasado después de esa noche aciaga en la que, por lo
Un What if... de Marvel
menos, la mitad del tesoro gótico del Museo de Bellas Artes de Bilbao habría sido destruido por unos estudiantes violentos manipulados? Quizá el estigma de semejante catástrofe cultural hubiese impedido que una importante fundación artística norteamericana se fijara en esta pequeña capital como posibilidad para instalar aquí su buque insignia. O sea, que el Guggenheim nunca habría desembarcado en el Nervión, con lo cual la ciudad no acabaría de desarrollar su potencial turístico y administrativo. Así que toda la debacle económica motivada por la desindustrialización no se habría llegado a superar, provocando el cierre de más empresas, de hoteles, restaurantes, tiendas y bares… (bueno, los bares igual no). Y todo ello hubiera llevado a una emigración masiva hacia otras partes del planeta. Y ahora habría bebés naciendo en todo el mundo que serían mitad chinos mitad Loizaga, o mitad maoríes y mitad Goikoetxea, o mitad amazónicos y mitad Etxebarri (¿cómo, qué eso ya está pasando pero aquí mismo, consecuencia de la globalización? Si al final el destino no se puede evitar…).

el proyecto del cubo...
Otra posibilidad es que, debido a la catástrofe cultural del Museo, el alcalde Gorordo hubiera decidido compensar la situación construyendo el dichoso cubo de cristal sobre el edificio de la Alhóndiga (me hubiese encantado ver cómo quedaba), convirtiéndolo en el nuevo centro cultural y símbolo de Euskadi. Claro que, quizá por el momento (un poco demasiado pronto) o por la envergadura más reducida del proyecto (sin el apoyo de los Guggenheim ni de los Gehry) todo se hubiera quedado en un quiero y no puedo, provocando de nuevo el cierre de más empresas, hoteles, restaurantes, tiendas y bares (bueno, bares igual no).

©RM
La Alhóndiga en versión actual

Claro que, debido a todos estos posibles, puede que yo hubiese acabado cogiendo aquel trabajo que me ofrecieron en una estupenda firma de diseño de muebles, que todavía existe muy, muy cerquita del omnipresente hoy Museo de Bellas Artes de Bilbao… Bueno, en realidad no me lo llegaron a ofrecer, simplemente me llamaron para una segunda entrevista, pero yo, cosas de la juventud, ya me había marchado a Londres. Claro que, he de confesar que para conseguir esa segunda entrevista, había tenido que diseñar algo en “perspectiva cónica” (no me preguntéis)… Y cualquiera que haya estudiado conmigo sabe que el dibujo geométrico no era precisamente mi fuerte, así que tuve que recurrir a mi amigo Jose de la facultad, para que me ayudase. Vamos, que me lo hizo él. Pero imaginaros que en la empresa se lo hubieran tragado lo suficiente como para darme el trabajo y que yo, por casualidades de la vida, fuera ocultando mi incapacidad para el dibujo técnico o incluso lo hubiese llegado a aprender (vamos, que más probable sería que me llegase a sacar el EGA) y claro, poco a poco habría ido subiendo en la compañía… Y me habría tenido que cortar la melena, porque ya lo dejaron bien claro en la entrevista: en Home nos gusta mantener una estética… Y claro, un sacrificio hubiera llevado a otro, luego me habría tenido que quitar el pendiente, luego comprarme una chaqueta de Armani, y poco a poco habría ido perdiendo mi esencia… Y, por mucho que mi amiga Pili me imagine como un elegante diseñador en esa empresa, siempre vestido con trajes negros de marca, con el pelo cortado al milímetro… Yo creo que ese what if no me habría llevado muy lejos.

Mucho más guapa en versión Hollywood
Pero hay otros que igual sí. Por ejemplo. Si Argentina no hubiese reclamado las Malvinas, Margaret Thatcher no habría ganado el super apoyo que consiguió gracias al patriotismo que eso levantó. Entonces, no se habría convertido en la líder indiscutible del neoliberalismo económico que nos ha llevado hasta donde estamos ahora mismito. ¿Dónde estaríamos entonces? Pues quién sabe, pero peor no sé si podría ser. Lo único malo de todo esto es que Meryl Streep no habría ganado el oscar por su interpretación de la inmunda “dama de hierro”. ¿Y si Euskadi se hubiese independizado hace años, convirtiéndose en una especie de isla económica, sin conexiones directas con la Comunidad Europea? Pues quién sabe si ahora seríamos una especie de Mónaco, una economía creciente y productiva o un reino olvidado… ¿Y si el actual presidente del gobierno hubiese salido del armario desmoronando a todo su partido y perdiendo, una vez más, las elecciones que habrían ganado los partidos pequeños haciendo coalición? Igual ahora seguiríamos el camino de Islandia, sin dar un chavo a los bancos… ¿Y si después de Franco no hubiésemos vuelto a la monarquía y esto fuera una república tan liberal como la del 31? ¿Estaríamos a la cabeza o a la cola de Europa? Quién sabe, es lo que tienen los what if... 

Y para ti, ¿cuál sería tu what if… favorito?

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