martes, 21 de febrero de 2012

Al final va a ser una novela de Julio Verne


©RM
El barco de titanio junto al Faro del Fin del Mundo

Año 2012. Una ciudad perdida en el norte de una península, custodiada por montes que la envuelven en nieblas. En sus antiguos muelles ha desembarcado un extraño y espectacular barco de titanio deconstruido, o más bien se podría decir que ha encallado, pues parece haberse quedado encajado bajo uno de los puentes que unen los diferentes barrios de este recóndito lugar. Ni siquiera el magnífico faro que emerge de la orilla del río, sólo a unos pocos metros, ha sido capaz de salvarlo de acabar allí, casi como si una nave espacial lo hubiera plantado en el primer espacio libre que encontró entre tanta montaña. Es más, quizá haya sido esa espectacular torre la que lo ha atraído hacia la ribera, ya que con su altura y sus luces sicodélicas, puede ser visto desde cualquier punto en un radio de 20 kilómetros… Hay días en los que su cima emerge entre las tinieblas que cubren la ciudad y algunos lo llaman ya el Faro del Fin del Mundo, pues no han sido pocas las personas y los buques que, atraídos por su resplandor nocturno, han acabado también atascados para siempre en ese embarcadero sin tiempo...


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Extraños puentes de suelo de cristal...
Dicen que para cruzar el río, que en realidad es femenino (pero a mí los géneros me dan igual), se construyeron puentes de formas inconcebibles, sinuosas y de suelos transparentes que pueden confundir a los caminantes que quizá busquen refugio en el gran templo de las columnas, también conocido como el Palacio de los Hijos de Salomón. Según la leyenda allí se reúnen muestras de todas las columnas que ha habido a lo largo de la historia, pilares de arte y cultura que sobreviven en la ciudad sin tiempo… Deambulando por las calles de tan extraña urbe se encuentran también misteriosos edificios de cristal siempre vacíos, esculturas de formas ininteligibles e incluso extraños muebles y lámparas que iluminan las aceras, como en el reino de la despiadada Reina de Corazones de Alicia en el País de las Maravillas… Aunque a mí, ciertamente, se me antoja más como un lugar salido de una novela de Julio Verne.


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Extraños muebles y lámparas en las calles...
Si el Capitán Nemo tuviera que elegir un sitio donde desembarcar su precioso Nautilus, no dudaría en elegir esta ciudad para probar los manjares que se ofrecen en sus tabernas y los licores que escancian de fuentes metálicas que los mantienen siempre frescos y burbujeantes. Seguro que este marino tortuoso con los rasgos de Omar Sharif se quedaría una buena temporada descubriendo los secretos de este lugar en su camino de retorno a la Isla Misteriosa y se preguntaría si no había hallado por fin la perdida Atlántida que tanto ansía. Dicen que incluso el gran viajero Willy Fog aterrizó aquí cuando viajaba perdido en su globo y parece ser que casi queda colgado del Faro del Fin del Mundo. En un principio pensó que había llegado por casualidad a Shangri La, la tierra mítica donde nadie envejece y donde se pueden encontrar los Horizontes Perdidos de cualquiera, los sueños ocultos en nuestro interior… Cuando pasó por aquí otro viajero, el inefable Tintín, lo comparó con su añorada Sildavia, que por cierto da nombre a una de las tabernas de esta misteriosa ciudad semiportuaria. Y en una ocasión que nunca olvidaré, incluso creí ver por sus calles al bellísimo Corto Maltés, buscando incógnitas que resolver con el pitillo en la boca y los cuellos vueltos de su abrigo de marinero… Quizá consiguiera desentrañar el misterio de las columnas del Templo de los Hijos de Salomón, a la manera de otro Código da Vinci cualquiera.  

Bajo la ciudad, conectando unos barrios con otros, dicen que existe un sistema de túneles a los que se accede a través de unas curiosas entradas con forma de champiñón, o quizá sean conchas de mar gigantes y acristaladas. Cuentan que a través de ellas se puede realizar un auténtico Viaje al centro de la tierra, y que por ahí circulan gentes de todo tipo y color, con bártulos, bastones, paraguas, muletas, sacos, maletas, patines e incluso bicicletas… Cuentan que allí hay esclavos de uniforme encargados de que todo funcione a la perfección. Pero como siempre ha pasado a lo largo de la historia, de las historias, los esclavos se han revelado y buscan la libertad de la superficie parando sus actividades y creando el caos en esta sociedad subterránea. Aunque también dicen que se rebelan últimamente los esclavos de la superficie, no sólo en esta misteriosa ciudad perdida entre nieblas y montañas, sino por todas las poblaciones que se extienden por la península e incluso más allá, en otras penínsulas e islas gigantescas, donde los esclavos se niegan a admitir más su situación y protestan y gritan y rompen y destruyen y son reprimidos con violencia por las fuerzas de seguridad enviadas por los Mandatarios que, desde sus edificios de cristal y sus faros del fin del mundo, gobiernan a su favor y vigilan que todo se mantenga bajo su estricto control, recogiendo sus impuestos y sus dádivas sistemáticamente, exprimiendo cada vez más a estas sociedades, pueblos y culturas que, llevados al extremo, no tienen otra elección que rebelarse. Aquí, allí y en todas partes. Porque cuando el pueblo no tiene ya nada que perder, tampoco tiene miedo. Y es entonces cuando lucha. 

Según antiguas leyendas de una civilización que fue muy potente, casi tanto como la de la ciudad del Faro del Fin del Mundo y el extraño barco de titanio, creo que se llamaban los Mayas y vivían allende los mares. Pues según sus predicciones, el mundo se acaba este año, 2012. Y parece que no andaban muy desencaminados. Como ha podido muy bien apreciar el sabio Capitán Nemo. El mundo YA se está acabando. Porque todo se derrumba a nuestro alrededor en esta frágil civilización. Ya nadie cree en la justicia porque los hijos de los reyes y los gobernantes consiguen siempre que las leyes se dobleguen a su gusto, mientras que si alguien intenta combatir los crímenes de salvajes mandatarios asesinos acaba en la más mísera mazmorra. Los trabajadores no son ya tal, sino que se han convertido todos en esclavos, sin derechos, sin viviendas, sin sueldos… Pero a pesar de ello, los Mandatarios continúan bombardeándoles con pantallas llenas de imágenes subliminales para que consuman: consume, consume, consume… A nadie se le permite ya hacerse viejo, ¿para qué? No son más que una molestia y además, no son estéticos. Así que los que no pueden pagarse los avanzadísimos tratamientos que te mantienen siempre joven, la Fuente de la Eterna Juventud que tiene en famosos y ricos su mayor exponente, han quedado destinados al exterminio. Porque los Mandatarios ya no quieren seguir pagando sus beneficios…

 

H.G. Wells, George Orwell o Julio Verne no podían habérselo imaginado mejor. Éste es el fin del mundo que predijeron los Mayas. Ya está aquí. No tiene que ver ni con catástrofes naturales ni con meteoritos gigantes ni con guerras nucleares. En el año 2012, el mundo, tal y como lo conocíamos, ha terminado, gracias a sus Mandatarios. Preparémonos para lo que viene.

2 comentarios:

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  2. Ehhhh!! que nosotros tenemos el Faro del fin del mundo que con sus rayos multicolores expulsará a las hordas de orcos a las tinieblas de donde nunca debieron salir...
    Y si consiguiera alguno vencer el conjuro protector y poner en peligro la armonía de la cuidad de la montaña, el flamante barco de titanio seguro nos transportará hacia la nueva libertad...

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